El sexo anal ha sido considerado tabú en muchos países occidentales desde la Edad Media cuando se rumoreaba que miembros varones de movimientos heréticos lo practicaban entre ellos.
Durante la Edad Media, la mayoría de los clérigos no eran del todo célibes, pero las órdenes más elevadas de algunos credos heréticos sí, lo que generaba el rumor de su atracción hacia el falo. Algunos retablos y drolleries medievales en madera retratan a personas realizando anilinguo con un demonio mitad cabra, mitad hombre.
Actualmente, el sexo anal está considerado una de las prácticas sexuales más extendidas en parejas homosexuales y también heterosexuales. Diversos estudios revelan que, hoy en día, mujeres y hombres confiesan disfrutar del sexo anal. Aproximadamente el 40% de las parejas heterosexuales lo han intentado al menos una vez y, según atendamos a unos u otros estudios, entre el 10 y el 20% de las parejas lo practican con regularidad. Incluso en algunos países de Latinoamérica la práctica es realizada por el 20% de las mujeres y el 24% de los hombres, siendo la práctica más común tras el sexo vaginal y el oral.
Con independencia de la llamada al deseo que puede originar el poder romper un tabú, existen razones antropológicas por las que la visión de unas nalgas provoca deseo sexual. Con independencia de que se produzca la penetración, la visión de un ano, su caricia y sobre todo el contacto del pene con uno puede provocar fácilmente la erección. Los glúteos humanos son de hecho proporcionalmente más grandes que los de otros primates. En parte por el bipedismo pero, según algunos estudiosos, también para fomentar la atracción sexual.
Puesto que el valor evolutivo del sexo es fundamentalmente reproductivo, eso explicaría el relativo mayor tamaño de las nalgas femeninas. La utilidad social del sexo —al igual que ocurre en los bonobos— explicaría el deseo de penetrar a individuos del mismo sexo. Asimismo, los glúteos son muy sensibles y, si la experiencia de las caricias estimula el deseo sexual, en algunas posturas de práctica del coito lógicamente también se produce un contacto rítmico con los glúteos, lo que es un fuerte estímulo sexual para ambas partes. En cuanto a cuál es la morfología de los glúteos que se considera más deseable, ésta ha variado con la cultura: en algunas épocas se preferían prominentes y en la actualidad se valora que sean visibles, pero a la vez firmes y armoniosos.
La doble penetración es una práctica sexual en trios que consiste en que dos personas penetran simultáneamente a una tercera; una de las personas penetrando el orificio vaginal y la otra penetrando el ano. La doble penetración también puede ser en un mismo orificio: el ano o la vagina.
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